​'Necesitamos la luz de Dios', dice el prelado de San Antonio en la misa de medianoche de Nochebuena

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Agencia Católica de Noticias

'Necesitamos la luz de Dios', dice el prelado de San Antonio en la misa de medianoche de Nochebuena, 'Su dominio es vasto y pacífico'

El nacimiento del Príncipe de la Paz se celebró en la Natividad del Señor el 25 de diciembre en la Catedral de San Fernando durante una Misa de medianoche oficiada por el Arzobispo Gustavo García-Siller, MSpS, en la que el prelado de San Antonio deseó a todos una Feliz Navidad.

“Esta noche celebramos la buena noticia, porque aun cuando las tragedias imposibilitan la alegría, tenemos paz, una paz inquebrantable. Desde hace dos años el mundo entero atraviesa una pandemia y sus consecuencias, además de las penurias del día a día”, reconoció al inicio de la liturgia. “Sin embargo, nos regocijamos porque sabemos en la fe que nada escapa al plan perfecto de Dios para nuestra salvación. Nos hemos reunido en la oscuridad de la noche como una comunidad de fe”.

El arzobispo exclamó que nos ha nacido un salvador que es Cristo y Señor! “Nuestros corazones son tocados por la belleza, el amor inmenso, la vulnerabilidad confiada de Dios que viene a nosotros como un niño, que toca algo muy tierno y acogedor, en lo profundo de nuestros corazones. Dios no envió a su Hijo a un mundo perfecto, a una situación ideal. Dios envió a su Hijo a un mundo viciado, a vivir entre gente viciada”, explicó la Misionera del Espíritu Santo. “Pero Él los amó incondicionalmente, y nos ama con todas nuestras bondades y todos nuestros defectos. Y no hay tristeza, adversidad o desilusión con la que Él no esté familiarizado. ¡Ha convertido la noche más oscura en día!”

El arzobispo Gustavo describió la escena de la noche del nacimiento del Salvador en Belén. Jesús yace en un pesebre, lugar de comida para los animales. El infante es la Palabra de Dios, pero Él no puede decir nada. El Mesías y Señor es un bebé indefenso e impotente.

"¿Quién reconocería a un Wonder-Consejero, un God-Hero, en tal condición?" preguntó el arzobispo con incredulidad, respondiendo: “Él viene en debilidad, y de alguna manera esto significa una sanación poderosa para todos. Él debe alimentar al mundo entero con su cuerpo y sangre”.

El Papa Francisco dice que “la cercanía y la ternura nos hacen ver la fuerza del amor de Dios”.

Aunque las huestes celestiales cantan de su nacimiento, Jesús no viene con gran poder, riqueza y ejércitos para imponernos su voluntad. En cambio, ¡Él necesita que lo cuidemos! Subrayó el arzobispo Gustavo. Agregó que los primeros en escuchar la buena nueva del nacimiento del Salvador fueron los pastores, las personas más sencillas. “El anuncio del ángel y el coro celestial los conduce a ellos, y a nosotros, a un pobre establo o cueva, porque no había lugar en la posada para la Sagrada Familia”.

En la liturgia de la catedral, el arzobispo dijo a los fieles que se unirían al coro angelical cantando “Gloria a Dios en las alturas” y orando por la paz en nuestro mundo. Demos la bienvenida a Emmanuel, Dios en medio de nosotros, en nuestra comunidad y dentro de cada uno de nosotros”, instó a los oyentes. “Resolvamos recordar esta noche y caminar siempre a la luz de Cristo, según el evangelio”.

Por último, el arzobispo Gustavo habló del papel de María. “Nuestra Señora de Guadalupe, has dado a luz a nuestro Salvador, la luz que disipa toda oscuridad. Tú conviertes nuestras enfermedades y angustias en nada. Eres nuestra Madre Santísima, la fuente de nuestra vida”, enfatizó. “Estamos en el hueco de tu manto, en el cruce de tus brazos. A tu lado nada nos entristece y todo es dulce. Sánanos y haznos sentir la alegría de tu presencia y la de tu Divino Hijo. Ayúdanos a llevar a tu amado Hijo en nuestros corazones y a sacarlo a la oscuridad de nuestro mundo”.