Arzobispo escribe en memoria de los migrantes

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Arquidiócesis de San Antonio

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, en este día de profunda tristeza y reflexión, me dirijo a ustedes, comunidad de San Antonio, para recordar a los 53 migrantes cuyas vidas fueron trágicamente arrebatadas el 27 de junio de 2022, en nuestro querido San Antonio. Como arzobispo de esta comunidad, me dirijo a ustedes con un corazón afligido y lleno de compasión mientras honramos a aquellos que buscaron desesperadamente un futuro mejor pero encontraron su fin en circunstancias trágicas.

Arzobispo escribe en memoria de los migrantes

Cada uno de los migrantes que perdieron la vida en ese tráiler era un hijo o hija de Dios, lleno de dignidad y esperanza. Eran seres humanos con nombres, rostros y sueños, cuyo destino quedó trágicamente sellado en un viaje marcado por el peligro y el sufrimiento. Su pérdida representa una herida profunda en nuestra comunidad y nos recuerda la urgencia de enfrentar las causas profundas de la migración y responder con compasión y solidaridad.

En momentos como este, es crucial que nos unamos como comunidad y como seres humanos para encontrar soluciones y trabajar juntos para proteger los derechos y la dignidad de todos los migrantes. La migración es un fenómeno que afecta a personas vulnerables que buscan seguridad y oportunidades, y es nuestra responsabilidad como sociedad responder a su sufrimiento con amor, compasión y comprensión.

Como católico, ser humano y arzobispo, exhorto a los gobiernos, a las organizaciones humanitarias ya cada uno de ustedes a recordar siempre la humanidad de quienes se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de una vida mejor. Es fundamental que se establezcan vías seguras y legales para la migración, y que se eliminen las raíces de la desigualdad, la violencia y la falta de oportunidades que llevan a las personas a arriesgar sus vidas en viajes peligrosos.

En este aniversario, en el que los migrantes que perdieron la vida en esta tragedia, oren por ellos y sus seres queridos. Que María, nuestra madre, madre de todos los migrantes, os guíe y os brinde consuelo en medio de vuestro dolor. Como comunidad de fe, levantemos nuestras voces y hagamos un llamado a la justicia y la solidaridad, para que tragedias como esta nunca vuelvan a suceder.

También de esta manera hago un llamado a todos los fieles ya nuestra comunidad en general a abrir el corazón y los brazos a quienes buscan refugio y protección. Que la misericordia y el amor de Dios nos guíen en nuestras formas de tratar a nuestros hermanos y hermanas migrantes; e inspíranos a construir un mundo donde prevalezca la justicia, la paz y la dignidad para todos.

Encomendamos a Dios a los migrantes fallecidos, y pedimos consuelo y fortaleza para sus seres queridos. Que su memoria nos impulse a actuar con compasión y generosidad en todo momento.

Mensaje del Arzobispo Gustavo García Siller en memoria de los migrantes muertos hace un año en San Antonio, Texas, EE.UU.


Queridos hermanos y hermanas:

En este día de profunda tristeza y reflexión, me dirigí a ustedes, comunidad de San Antonio, para recordar a los 53 migrantes cuyas vidas fueron trágicamente arrebatadas el 27 de junio de 2022 en nuestro amado San Antonio. Como Arzobispo de esta comunidad, me dirigí a ustedes con el corazón afligido y lleno de conmiseración, mientras honramos a aquellos que buscaron desesperadamente un futuro mejor, pero encontraron su final en circunstancias terribles.

Cada uno de los migrantes que perdieron la vida en ese tráiler era un hijo o hija de Dios, lleno de dignidad y esperanza. Eran seres humanos con nombres, rostros y sueños, cuyo destino quedó dramáticamente sellado en un viaje marcado por el peligro y el sufrimiento. Su pérdida representa una herida profunda en nuestra comunidad y nos recuerda la urgencia de enfrentar las causas profundas de la migración, y de responder con compasión y solidaridad.

En momentos como este, es crucial que nos unamos como comunidad y como seres humanos para buscar soluciones y trabajar juntos en la protección de los derechos y la dignidad de todos los migrantes. La migración es un fenómeno que afecta a personas vulnerables que buscan seguridad y oportunidades, y es nuestra responsabilidad como sociedad responde a su sufrimiento con amor, piedad y comprensión.

Como católico, ser humano y arzobispo, insto a los gobiernos, a las organizaciones humanitarias ya cada uno de ustedes a recordar siempre la humanidad de aquellos que se ven obligados a dejar sus hogares en busca de una vida más digna. Es fundamental que se establezcan vías seguras y legales para la migración, y que se aborde la raíz de la desigualdad, la violencia y la falta de oportunidades que empujen a las personas a arriesgar sus vidas en trayectos peligrosos.

En este aniversario, recordemos a los migrantes que perdieron la vida en este desastre, y oremos por ellos y sus seres queridos. Que María, nuestra madre, madre de todas y todos los migrantes, les guie y les brinde consuelo en medio de su dolor. Como comunidad de fe, elevemos nuestras voces y unámonos en un llamado a la justicia ya la solidaridad, para que tragedias como esta nunca vuelvan a repetirse.

De esta manera también hago un llamado a todos los fieles ya nuestra comunidad en general, a abrir nuestros corazones y brazos a aquellos que buscan refugio y protección. Que la misericordia y el amor de Dios nos guíen en nuestro trato con los migrantes, y nos inspiren a construir un mundo donde prevalezca la justicia, la paz y la dignidad para todos y todos.

Encomendamos a Dios a los migrantes fallecidos, y pedimos su consuelo y fortaleza para sus seres queridos. Que su memoria nos impulse a actuar con compasión y generosidad en todo momento.