El Vaticano cambia la enseñanza del Catecismo sobre la pena de muerte, la llama 'inadmisible'

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Agencia Católica de Noticias

El Vaticano cambia la enseñanza del Catecismo sobre la pena de muerte, la llama 'inadmisible'

El Vaticano cambió el jueves la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la permisibilidad de la pena de muerte, que la Iglesia ha enseñado que es legítima en casos limitados, afirmando que la pena es "inadmisible" y que se debe buscar su eliminación.

La Congregación para la Doctrina de la Fe emitió un nuevo borrador del párrafo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica el 2 de agosto, después de que el Papa Francisco lo aprobara en mayo.

Citando las palabras del Papa Francisco en un discurso del 11 de octubre de 2017, el nuevo párrafo establece, en parte, que “la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que 'la pena de muerte es inadmisible porque es un ataque a la inviolabilidad y dignidad de la persona', y trabaja con determinación por su abolición en todo el mundo”.

Las razones para cambiar la enseñanza, dice el párrafo, incluyen: la creciente eficacia de los sistemas de detención, la creciente comprensión de la dignidad inmutable de la persona y dejar abierta la posibilidad de conversión.

Hasta ahora, la Iglesia ha enseñado consistentemente que el estado tiene la autoridad para usar la pena de muerte, en casos de “absoluta necesidad”, aunque con la salvedad de que la Iglesia consideraba que tales situaciones eran extremadamente raras.

El Catecismo de la Iglesia Católica había declarado: “Suponiendo que la identidad y la responsabilidad del culpable hayan sido plenamente determinadas, la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye el recurso a la pena de muerte, si esta es la única forma posible de defender eficazmente la vida humana. contra el injusto agresor”.

La nueva enseñanza se incluirá en todas las ediciones del Catecismo en el futuro, indicó un comunicado del Vaticano el 2 de agosto, según un informe de la Agencia Católica de Noticias.

El texto íntegro del nuevo borrador del párrafo 2267 establece, en su totalidad:

“El recurso a la pena de muerte por parte de una autoridad legítima, tras un juicio justo, se consideró durante mucho tiempo una respuesta adecuada a la gravedad de ciertos delitos y un medio aceptable, aunque extremo, de salvaguardar el bien común”.

“Hoy, sin embargo, existe una conciencia cada vez mayor de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera tras la comisión de delitos muy graves. Además, ha surgido una nueva comprensión de la importancia de las sanciones penales impuestas por el Estado. Por último, se han desarrollado sistemas de detención más eficaces, que aseguran la debida protección de los ciudadanos pero, al mismo tiempo, no privan definitivamente a los culpables de la posibilidad de redención”.

“En consecuencia, la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que 'la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona'[1], y trabaja con determinación por su abolición en todo el mundo”.

En una carta a los obispos del 2 de agosto, el cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hizo un breve resumen de la evolución de la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte en las últimas décadas y la perspectiva de los tres Papas recientes.

Señaló, en particular, las enseñanzas del Papa San Juan Pablo II en Evangelium vitae, que posteriormente fueron añadidas al Catecismo de la Iglesia Católica, presentando la pena de muerte como una pena no proporcionada a la gravedad de determinados delitos, aunque justificable si es “el único modo practicable de defender eficazmente la vida de los seres humanos…”.

“La nueva revisión… se sitúa en continuidad con el Magisterio anterior al tiempo que presenta un desarrollo coherente de la doctrina católica”, escribió Ladaria.

“La nueva formulación del número 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica quiere impulsar un movimiento hacia un compromiso decidido a favor de una mentalidad que reconozca la dignidad de toda vida humana”, dijo.

“Y, en diálogo respetuoso con las autoridades civiles, alentar la creación de condiciones que permitan la eliminación de la pena de muerte donde todavía está vigente”.