Location: St. Thomas More Catholic Church
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al reunirnos el día de hoy para celebrar el 60 aniversario de la Misa en español en esta querida parroquia dedicada a Santo Tomás Moro, reflexionemos sobre este versículo del salmo responsorial: “Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado”. Esta sencilla, pero profunda oración, nos llama a confiar en la misericordia y la justicia de Dios. La compasión y la justicia divinas resuenan profundamente con la vida y el testimonio de Santo Tomás Moro.
Su santo patrono fue un hombre de gran fe e integridad personal, comprometido con la verdad, la justicia y el bien común. Su dedicación para servir a los demás, a costa de su gran prestigio profesional y social, de su patrimonio, de la comprensión de su familia y en última instancia, de su propia vida, nos habla del verdadero significado de la justicia. Santo Tomás Moro entendió que la justicia no consiste solo en recibir lo que se nos debe, sino de darse a sí mismo por el bien de los demás. Su sacrificio nos recuerda que la verdadera justicia fluye de un corazón dedicado a servir a Dios y al prójimo.
Todos queremos justicia, equidad e igualdad. Sin embargo, Santo Tomás Moro nos enseña que la justicia, en esencia, no es meramente un concepto legal; es fruto del amor y del sacrificio personal. Él permaneció fiel a Dios y a su conciencia, incluso cuando eso significaba perderlo todo en este mundo. Su confianza en la misericordia de Dios le dio la valentía para enfrentar todas las pruebas en paz, por la gracia de Dios.
En el Evangelio de hoy, Jesús recuerda a sus discípulos que la grandeza en el Reino de Dios no proviene de posiciones de poder, sino del servicio humilde. Jesús es el Siervo de Yahvé, que no vino para ser servido sino para servir. Unidos a él, nosotros estamos llamados a seguir su ejemplo. La justicia que buscamos en el mundo debe comenzar con la justicia que encarnamos en nuestras vidas: a través del servicio, la compasión y la integridad.
Sin embargo, sabemos lo frágil que puede ser la integridad personal. Como Santo Tomás Moro, enfrentamos tentaciones, presiones y temores que desafían nuestro compromiso con la verdad y la justicia. Es por eso que debemos recurrir continuamente al Señor, pidiendo su misericordia y su gracia para fortalecernos. Es solo con la ayuda de Dios que podemos permanecer fieles a nuestro llamado a servir.
El Papa Francisco nos invita a hacernos estas preguntas: “¿Sé reconocer el rostro de Jesús en los más pequeños? ¿Cuido del prójimo, sirviendo con generosidad? ¿Y agradezco a los que cuidan de mí?” Renovemos nuestra confianza en la misericordia de Dios, siguiendo el ejemplo de Santo Tomás Moro, y contando con la intercesión de Santa María de Guadalupe para vivir la justicia a través del amor y el servicio.