Location: San Fernando Cathedral
Queridos hermanos y hermanas: las lecturas de hoy nos invitan a considerar la sabiduría y la justicia en nuestra vida diaria, y cómo estas virtudes nos guían hacia una vida de servicio humilde en el reino de Dios. Nos recuerdan el llamado radical a vivir según la sabiduría de Dios, no según los estándares del mundo.
En la primera lectura, del libro de la Sabiduría, escuchamos sobre el hombre justo, cuya vida resulta un reproche constante para la conciencia de los malvados. Simplemente por vivir según la voluntad de Dios, el justo expone la injusticia del mundo, y por ello sufre persecución. Esta imagen del hombre justo que enfrenta la oposición nos recuerda a Jesús, el justo por excelencia, quien fue rechazado y condenado a una muerte infame. Sin embargo, su vida y muerte no fueron en vano, ya que nos mostró el camino del amor y la redención.
En la segunda lectura, San Juan nos advierte que donde hay envidia y rivalidad, también hay desorden y toda clase de maldad. Estas palabras resuenan en nuestro mundo actual, donde muchas veces vemos cómo la ambición y el odio dividen a familias, comunidades y naciones. Pero también nos dice que la verdadera sabiduría viene de Dios y es una fuente de paz. Aquellos que siembran paz cosecharán justicia. Esto nos desafía a ser agentes de paz en nuestras vidas, promoviendo la justicia a través del amor y la misericordia.
En el Evangelio, Jesús les habla nuevamente a sus discípulos sobre su pasión y muerte. Ellos no comprendieron y discutían sobre quién sería el más importante en el reino de Dios. Jesús responde a su discusión tomando a un niño y poniéndolo en medio de ellos. Les enseña que para ser el primero a los ojos de Dios, uno debe convertirse en el último de todos y el servidor de todos. Eso es precisamente lo que hizo Jesús, que siendo Dios se hizo Hombre y se humilló hasta la muerte para sufrir el castigo que merecen nuestros pecados y abrirnos el camino hacia Dios.
Como nos recuerda el Papa Francisco: “Nosotros, que somos pequeños, aspiramos a parecer grandes, a ser los primeros; mientras que Dios, que es realmente grande, no teme abajarse y hacerse el último”. En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos luchando por el reconocimiento o por ocupar un lugar importante. La verdadera sabiduría nos llama a una vida de servicio humilde, especialmente hacia los más vulnerables y pequeños entre nosotros. En este llamado, vemos la invitación a convertirnos en verdaderos discípulos, dispuestos a servir sin esperar recompensa, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Roguemos a Santa María de Guadalupe que pida a Dios que nos conceda la sabiduría para vivir en paz, la humildad para servir a los demás y la fortaleza para seguir el camino del justo, incluso cuando enfrentemos persecuciones o dificultades.